Un idividuo sano debería contar con un peso adecuado más allá de su edad. Un peso relacionado con el correcto contenido de agua en los tejidos y sobre todo, el equilibrio entre masa grasa, muscular y ósea.
Ayudará a sostener un peso equilibrado una dieta apropiada y hábitos de vida que incluyan actividad física periódica.
A menudo, los modelos físicos impuesto por la cultura, impiden determinar objetivamente, en qué medida nuestro peso corporal es saludable o no.
El índice de masa corporal es una relación que se calcula dividendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado. Este valor, permite establecer en qué medida el peso corporal es saludable:
Menos de 18,5 (peso insuficiente)
Entre 18,5 y 24,9 (peso normal)
Entre 25 y 26,9 (sobrepeso grado I)
Entre 27 y 29,9 (sobrepeso grado II)
Entre 30 y 34,9 (obesidad de tipo I)
Entre 35 y 39,9 (obesidad de tipo II)
Entre 40 y 49,9 (obesidad de tipo III / Mórbida)
Más de 50 (obesidad de tipo IV / Extrema)
Cuando del peso es superior al 20% de lo nomal existen riesgos considerables para la salud:
El corazón debe trabajar más a causa del exceso de peso
Se perjudica la columna vertebral y las articulaciones, generándose un deterioro significativo de los cartílagos, recurrentes artritis y alteraciones en la estructura.
Riñones e hígado, están sometidos a un esfuerzo mayor para poder eliminar el exceso de toxinas.
El exceso de azúcar, exige al páncreas que debe segregar una mayor cantidad de insulina.
Aumenta el coresterol y los triglicéridos, trayendo consecuencias negativas para la circulación.
Mayor prediposición a la diabetes, la hipertensión, las dificultades en las vías respiratorias y la insuficiencia venosa en las extremidades inferiores.