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Se dice que el hombre no esta preparado naturalmente para volar, entonces, la aprehensión que se siente respecto al desplazamiento por aire tendría en esta afirmación una lógica cara a las personas que nunca han volado en avión o que desarrollan una fobia específica. Estos temores se manifiestan en conductas tales como dificultades para concentrarse, insomnio, sudoración, irritabilidad, taquicardia, temblores, lipotimias, etc. Sin embargo, estos temores puede ser elaborados -siempre que no estemos frente auna patología severa- a través de un trabajo previo que permita aforntar el viaje con mayor tranquilidad.
Antes de iniciar el viaje, no viene mal repasar algunos pensamientos de contundente lógica: Los accidentes de avión son mucho menos frecuentes que los de cualquier otro medio de transporte. Miles de personas viajan todos los días sin sufrir incovenientes mayores ¿por qué imaginar improbables accidentes entonces?
Imaginar un confortable viaje en avión a través de ejercicios de visualización, puede ser una buena manera de regular la ansiedad del pasajero temeroso.
Hiervas como el tilo o la valeriana, son infusiones adecuadas para calmar la ansiedad sin efectos secundarios. Pero si esto resultara insuficiente, será prudente acudir al médico para que nos recete un ansiolítico adecuado. Y aunque sería mejor evitar medicación alopática, puede ser una solución conveniente para casos más severos.