Los viajes largos en auto predisponen al cansancio del conductor, factor clave a la hora de causar accidentes. Los viajes más riesgosos en este sentido son los que realizan viajeros solitarios en rutas monótonas. La falta de estímulos, como la conversación, favorece el adormecimiento.
Es mejor emprender el viaje solo después de haber descansado adecuadamente. Es mejor salir temprano por la mañana que después de un día de trabajo, previendo siempre un buen sueño reparador la noche anterior.
No hace falta llegar en un solo día. Planificar paradas intermedias es la mejor manera de hacer más seguro el viaje.
Es fundamental parar cada dos horas al menos unos 15 minutos para caminar un poco y tomar refrescos o café.
Las horas de mayor calor favorecen el sueño, especialmente después del almuerzo. Es mejor evitar este momento del día y conducir en horas más frescas.
Durante las horas de la digestión -aún cuando no se haya bebido alcohol-, el cuerpo se predispone favorablemente al adormecimiento.
Esperar un poco para deterner el viaje puede ser la diferencia entre tener un accidente y no tenerlo. Dormir un rato sacando el vehículo de la carretera puede ser una buena medida preventiva y suficiente para continuar el viaje más despejado. Después del sueño conviene una breve caminata.
La música o la animación, ayudan al conductor a revertir la monotonía durante la marcha.
La deshidratación aunque leve, puede favorecer el cansacio y el sueño. Conviene llevar siempre agua para beber durante el viaje.